lunes, 10 de agosto de 2009

Menciona Ámbito que "Por decreto habrá "fútbol para todos"

El acuerdo entre AFA y Torneos y Competencias quedaría sin efecto por la intervención directa del Estado
Por: Mario Cordo
Ser testigo contemporáneo de acontecimientos que marcan un antes y un después en la historia es lo que diferencia al periodista del hombre común. Por estos días, la efervescencia previa de vivir un cambio de rumbo fue un sentimiento que el hincha de fútbol, el apasionado y sufrido hincha argentino, quizás no llegó a comprender plenamente. Este deporte está, probablemente, en el umbral de un giro trascendental, al punto de que podría culminar esta cadena de reuniones, trascendidos, pactos y letra chica, con el deporte más popular de nuestro país, en la televisión abierta con acceso libre para todo público.
El contrato vigente, firmado en 1994, y con fecha de finalización para el año 2014, y actualizado en 2007, hoy está cerca de terminar en el cesto de basura de un despacho de la calle Viamonte. Lo que Ámbito Financiero adelantó el viernes hoy ya es tema de análisis periodístico, no sólo de los hombres que habitualmente cubren deporte, sino también en el plano económico y también en el político. El martes 4 de agosto, Julio Grondona se sentó frente a frente con Néstor Kirchner. Siempre ha mantenido un diálogo cordial, pero nunca habían tenido un objetivo en común como el que pusieron sobre la mesa hace una semana: el Gobierno apoyará a Grondona para que deje sin efecto y de manera unilateral el actual contrato con Torneos y Competencias, y de paso la AFA tendría en breve la aprobación, quizás por medio de un decreto, del tan ansiado ProDe Bancado que reportaría alrededor de 25 millones de dólares anuales para repartir entre los clubes y la casa matriz del fútbol.
Hasta ayer, Torneos y Competencias, con Marcelo Bombau como presidente y vocero de la empresa, reclamó que haya alguna declaración pública de parte de AFA o del Gobierno; sin embargo, en la página web de la Asociación del Fútbol Argentino se encuentra un boletín, con fecha del jueves 6, donde dice: “...la AFA está intentando ser escuchada por la empresa que tiene los derechos para la televisación de los partidos. Los miembros del comité Ejecutivo han dado una muestra de convicción y respaldo... para que esta vez se encuentre una solución de fondo y no alivios parciales, cuasi dadivosos, que significan emparchar para seguir: aceptar dinero en préstamo a bajo interés financiero...». En esas líneas queda claro que hay una postura tomada desde la dirigencia del fútbol argentino, por más que desde TyC hoy se reclame la presencia de cada uno de los presidentes de los clubes en la negociación, y no de Grondona en solitario. Ésa es la postura de la productora en estos días, pero no reclamaban lo mismo en las renegociaciones que se llevaron a cabo a lo largo de las últimas dos décadas.
A falta de fútbol oficial, este domingo tuvo muchísima actividad para cada uno de los sectores que participan de esta negociación. Bombau, como él mismo se definió «preocupado y angustiado», se sentó delante de las cámaras de TyC Sports para defender la postura de la empresa: «Es imposible pagar un aumento del 200% o el 300%» para terminar agregando que «si no le damos más a la AFA es porque no ingresa más». Desde Torneos han convocado a los presidentes de los veinte equipos de Primera División para instruirlos de las consecuencias que deberá enfrentar el fútbol si incumple el contrato rubricado. Obviamente que nadie confirmó su presencia al encuentro de parte de los directivos.
Julio Grondona no viajó como tenía previsto originalmente a Rusia para el partido que la Selección argentina jugará el próximo miércoles; llamó a dos reuniones, ambas con características extraordinarias. Hoy, a las 19, los presidentes de los clubes fueron citados para informarles en qué punto están las negociaciones y para terminar de delinear algunos ítems de la cumbre que se llevará a cabo mañana en el predio de Ezeiza, que habitualmente utilizan los seleccionados para entrenar y concentrar; esta vez será la sede del habitual encuentro del comité ejecutivo de AFA a las 18. Hace una década, se llevó a cabo por primera y única vez una reunión del comité ejecutivo en Ezeiza para destrabar una huelga de futbolistas que culminó por un fideicomiso que la AFA terminó cubriendo con una millonada de dólares.
El representante de Boca en AFA, Juan Carlos Crespi, intentó poner un paño frío a la situación. «Se está dramatizando la situación. El Estado podría participar haciéndose cargo de la seguridad, y la televisión debería rever los números».
La tercera pata de esta estructura no tuvo una voz oficial, pero sí voces que no se animaron a desmentir absolutamente ni una palabra. Desde el círculo más cercano a la Presidencia fueron claros a la hora de hacer foco en dos observaciones. Si en la Argentina existen 4.200 clubes y 200 ligas que generan el negocio, y están cada vez más cerca de la quiebra, es porque las ganancias del negocio se las queda otro. En segundo lugar, destacan la actitud que ha tenido el Gobierno hasta el momento: han tenido una actitud de observador, pero sabiendo que habrá que tomar rápidas definiciones. Algunos hombres cercanos a la Casa Rosada fueron aún más lejos y se animaron a decir extraoficialmente que mañana saldría el decreto por el cual el Canal 7 cierra el acuerdo como dueño de los derechos televisivos del fútbol argentino.
A cuatro días del comienzo del Apertura 2009, nada está definido, pero probablemente en el lapso de 24 o 48 horas, se cierren acuerdos y contratos que cambiarían el mapa del fútbol argentino. Pase lo que pase, nada será igual después.

Fuente: Diario Ámbito Financiero


El fútbol vive horas decisivas tras la "borocotización" de Grondona
Mañana, el Comité Ejecutivo de la AFA puede llegar a decidir la estatización de los derechos de televisación del fútbol. La política, la economía y hasta la Justicia se entremezclan en esta intrincada historia
Por: Claudio Federovsky
Lo que en principio pareció una broma, y más tarde creció como un fuerte rumor, mañana puede tornarse en una palpable realidad que modifique un escenario al que los argentinos nos hemos acostumbrado en los últimos veinte años. Es que, por un curioso acercamiento con el gobierno nacional, Julio Grondona está decidido a romper, unilateralmente, el contrato vigente que tiene la AFA con TSC (Televisión Satelital Codificada) y Trisa (Tele Red Imagen) para entregarle, a cambio de unos 600 millones de pesos, los derechos de transmisión a Canal 7.
La novedosa historia tiene varias puntas, con interrogantes judiciales, económicos y hasta políticos que giran en derredor de la propuesta que Don Julio llevaría mañana como “sugerencia” a los integrantes del Comité Ejecutivo de la AFA quienes, un rato antes, serán recibidos por los actuales dueños de los derechos de transmisión. Es que, entre cuatro paredes, y encandilados por los millones prometidos, los mismísimos dirigentes responsables de la degradación del negocio, pueden darle un voto positivo a una decisión que generará, de inmediato, montones de cuestionamientos: ¿la presidenta Cristina Fernández redactará un decreto de necesidad y urgencia para estatizar la televisación del fútbol? ¿La ciudadanía avalará que el Estado priorice semejante gasto ante otras necesidades que aparecen como básicas no sólo para un grupo sino para el conjunto de los argentinos? ¿Quién se hará cargo de costear los millonarios juicios que empezarán a caer por el incumplimiento de un contrato que vence en 2014 y por la enorme cantidad de personas que pueden llegar a quedar desempleadas?
Pero, quizás, lo primero que haya que preguntarse es ¿Qué le pasó, ahora, a Julio Grondona? ¿Recién se da cuenta, después de haber firmado el primer contrato en 1985, que TSC y Trisa son empresas cuyo principal propósito es ganar dinero? ¿Por qué nunca antes “se plantó” como lo hizo ahora a pesar de los pedidos a gritos que le hicieron llegar distintos dirigentes? Entonces, ¿por qué se “borocotizó”? ¿O lo “borocotizaron? ¿Es que los Kirchner son más persuasivos que los anteriores gobiernos que, sin éxito, también quisieron insertarse en los manejos económicos del fútbol? ¿O será que, a su edad (77 años), prefiere la seguridad de una protección política a la incertidumbre que implica negociar con un privado?
Mientras tanto, los futbolistas se siguen entrenando, y los hinchas esperan. Pensar que en otros tiempos, cuando la pasión estaba claramente por delante del negocio, a los primeros se los escuchaba y a los segundos se los respetaba. Otros tiempos, claro.

Fuente:
Diario El Cronista

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