lunes, 27 de junio de 2011

La violencia de género en televisión

La presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, Emelina Fernández Soriano, reclama a los medios audiovisuales avanzar un paso en su contribución a desterrar la violencia de género. Tras años sensibilizando a la opinión pública sobre la existencia de esta lacra social, ahora es el momento de apostar por la calidad de la información para desterrar el morbo
Por: Emelina Fernández Soriano
La gran ola mediática levantada por la detención del expresidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, ha servido en Francia para que numerosas víctimas de agresiones sexuales lograran, al fin, liberarse. Las llamadas a líneas de ayuda se han incrementado hasta en un 30%. Muchas son mujeres que hablan por primera vez, sencillamente porque -según confiesan- ahora sienten que la sociedad está más dispuesta a escucharlas.
Los medios contribuyen a visibilizar la violencia de género, a que esta haya dejado de ser un conflicto privado en el que, por un respeto mal entendido, no debíamos involucrarnos, para ser considerado un problema de toda la sociedad. A lo largo de 2010, las noticias sobre violencia de género fueron las terceras en el reparto de tiempo de los informativos de las televisiones públicas andaluzas, solo por detrás de la crisis económica y las medidas de ajuste. Es más, las noticias sobre violencia de género aparecen como primera o segunda noticia en los titulares de esos informativos el doble de veces que el resto de temas de actualidad.
Estos datos se desprenden de un estudio realizado por el Consejo Audiovisual de Andalucía que revela que las informaciones sobre violencia de género no solo están motivadas por sucesos trágicos, sino también por campañas institucionales de sensibilización. De hecho, los días con mayor espacio dedicado a este asunto no coinciden con los asesinatos de mujeres. Los picos de difusión se concentran en marzo y noviembre con motivo de la celebración del Día de la Mujer Trabajadora y del Día Contra la Violencia de Género, respectivamente.
Mientras los expertos intentan dilucidar el alcance exacto del llamado efecto contagio, lo que está contrastado es el tremendo coste social de que esos crímenes se pierdan en el silencio. Por eso es crucial la labor que realizan los medios de comunicación de mentalización y sensibilización de la ciudadanía, sobre una cuestión que es calificada por unanimidad como una lacra social. Por eso es tan importante dar un paso más, un paso que añada a las informaciones un plus de calidad. Es preciso que los medios pongan especial celo en cómo se tratan los asesinatos de mujeres, la profesionalidad y el respeto a las víctimas deben predominar por encima de cualquier intento de banalización o frivolidad.
Sería pues conveniente no dar pábulo a actores ocasionales que no aportan datos para comprender la noticia y sí añaden un morbo que convierte en espectáculo un drama humano real. El informe dice que estos protagonizan más del 18% del tiempo total. Hay que apostar por opiniones cualificadas -los expertos apenas superan el 5,8%- que ayuden a las mujeres en esta situación a identificar lo que les sucede y brindarles los mecanismos dispuestos por las instituciones para protegerlas (teléfono 016, por ejemplo); es la diferencia entre mostrar salidas o escarbar en el lodo. Una noticia bien enfocada salva vidas, una noticia regada de sangre extiende el terror del que se alimentan los maltratadores.
También hay que tener presente que, en el reparto de los tiempos de voz, dos de cada tres intervenciones en este tipo de noticias son de mujeres. ¿No transmitimos con ello la idea de que estamos ante un problema solo de las mujeres y no de la sociedad en su conjunto? Hay que extender el tratamiento a los actores masculinos, de la misma forma que hay que extender el análisis a otro tipo de programas, como los magazines matinales y vespertinos donde, frecuentemente, los casos de violencia de género se tratan desde el amarillismo, enfatizando los aspectos más escabrosos sin atender a las más elementales normas de la ética periodística.
Por otro lado, procuremos que no se emitan en horario infantil espacios en los que se ofrece una estereotipada y machista visión de las relaciones de pareja. El Consejo Audiovisual de Andalucía ya ha estimado varias quejas contra telenovelas que transmitían, de forma banal y acrítica, modelos de comportamiento sexistas. Los menores pueden llegar a asimilar como naturales conductas de violencia y desigualdad -a veces de sometimiento- realmente graves.
Durante estos años, hemos logrado entre todos que la violencia de género fuera tenida en cuenta por los medios. Nuestra sociedad está aprendiendo a plantarle cara a los verdugos y a ponerse sin complejos al lado de las víctimas. Es el momento de dar un paso adelante. Las televisiones deben adoptar códigos de autorregulación para que, manteniendo incólume su derecho a la libertad de expresión, sigamos haciendo crecer nuestra democracia. Es tiempo de mejorar la cobertura de los temas de violencia de género. Gracias a los medios no volveremos a dejarlas solas, ya no.
Emelina Fernández Soriano es presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía
Foto: Europa Press
Fuente: Consejo Audiovisual de Andalucía

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